La evaluación de la institución universitaria,
como cualquier otro tipo de organización; puede ser observada desde diversas
perspectivas teóricas y metodológicas. La aproximación más común en estructurar esta evaluación
según las actividades de producción propias de esta organización, a saber:
docencia, investigación y servicios que ofrece. Es lógico, por tanto que se
aborde prioritariamente la evaluación de la docencia como unidad de producción
de la institución universitaria bien desde una perspectiva interna o externa,
es decir analizando los resultados de dichos procesos en función de sus costos.
La evaluación de la docencia universitaria es
una tarea compleja, es una actividad infravalorada, ya que la mayor parte de
las veces se ejerce por obligación y de manera rutinaria. La búsqueda de
modelos y estrategias para evaluar la calidad de la enseñanza superior
constituye una de las líneas más solidas de investigación educativa actual.
La evaluación en base a indicadores y a un
sistema de expertos, no debe entenderse como modelos antagónicos, dado que, en la
práctica, son las normas de referencia sobre la calidad de la enseñanza las que
definitivamente configuran la evaluación.
Es esta por la razón por la que, antes de
cualquier otro planteamiento sobre evaluación, debemos determinar los criterios
e indicadores que vamos a utilizar.
Un criterio de evaluación es un objetivo de
calidad respecto al cual puede ser valorado un determinado proceso. Toda
institución educativa, necesita replantear y revisar constantemente sus fines,
estructuras y normas de funcionamiento, no solo para obtener mejores
resultados, sino también para que sus objetivos se adapten a las necesidades
sociales. Los criterios deben explicar las normas que permiten establecer la
valoración de los distintos aspectos que se someten a evaluación.
Una vez establecido los criterios de
evaluación procede seleccionar los indicadores a través de los cuales vamos a
obtener información perteneciente en relación con el fenómeno que constituye
objeto de evaluación.
La selección de los indicadores a través de
los cuales vamos a evaluar un objetivo reclama tener presente diversos aspectos
a fin de que los datos que obtengamos pueden utilizarse de forma comparativa.
Implica los siguientes pasos: a) seleccionar las variables que vamos a observar
sobre cada una de las dimensiones, b) determinar el tipo de medida u
observación –cuantitativa o cualitativa- que se va a efectuar, c) establecer la
modalidad o sistema que se considera más apropiado para efectuar esta
observación y recogidas de datos, d) realizar el proceso de valoración de los
datos obtenidos en función de las normas explícitas en los criterios o
establecer los acuerdos intersubjetivos necesarios para ello, y e) de terminar
la naturaleza y el valor de las medidas obtenidas a través de la evaluación.
El contexto de las instituciones universitaria
evaluación que no tenga en cuenta las diferencias entre las Universidades anula buena parte de la evaluación y falsea
todo proceso comparativo. De ahí que necesariamente toda evaluación deba
contextualizarse.
Los títulos y cursos que se imparten en una
Universidad concreta constituyen la oferta docente que dicha Universidad
ofrece. Dicha oferta se hace además con una finalidad específica y de una
manera concreta que se plasma en los planes de estudio. En la medida que las
Universidades tienen autonomía pueden elaborar los planes relativos a títulos
nacionales e igualmente diseñar títulos y cursos propios (postgrado, máster,
especialización, etc) de acuerdo con normas establecidas al efecto.
Una vez que se han decidido las enseñanzas a
impartir, las Universidades establecen una serie de procesos y actividades a
fin de que éstas puedan llevarse a efecto. De manera sintética se puede resumir
las tareas a realizar durante esta fase en las siguientes: organización de la docencia,
elaboración de los programas, realización de la actividad docente en las clases y otras actividades
académicas fuera del aula.
Finalmente la docencia universitaria debe ser
evaluada a partir de sus resultados. Son los productos los que en definitiva
dictaminan la política de docencia que lleva a cabo una universidad. La
dificultad radica en determinar cuáles son los productos dada la diversidad de
objetivos y filosofías educativas que subyacen tras los planes de estudio. En
una primera aproximación se puede establecer una clasificación entre los
resultados observados a través de los alumnos y los resultados a nivel
institucional.
La evaluación de los resultados en función de
los alumnos habitualmente toma como criterio el rendimiento académico. La
mayoría de los estudios al respecto utiliza las calificaciones como indicador
de progresos académicos que el alumno adquiere a través del proceso de docencia
tanto a lo largo de los estudios como al final de los mismos. Otros trabajos
utilizan un criterio de rendimiento a largo plazo con el fin de estimar la
influencia que los resultados en determinadas enseñanzas tiene sobre la vida
laborar y social del individuo.
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