La
finalidad última de la evaluación es la consecución de una enseñanza de
calidad. Es decir: una enseñanza que sirva a los alumnos para ser ciudadanos
consecuentes y libres. A ellos se orientan los objetivos y actividades que se
efectúan en el aula. A ellos se endereza la evaluación. Y la pretensión final
es la consecución de una retroalimentación adecuada para conseguir esa
optimación de la enseñanza que puede definirse como meta final: conseguir la
máxima calidad de la enseñanza a partir de los elementos que se tienen.
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